La lucha contra la corrupción es moral, y no puede ganarse solo con leyes o con “la espada” de sanciones legales (Romanos 13:4, 5). Han de sembrarse en el corazón de la gente las semillas de la virtud y la integridad. La mejor manera de lograrlo es usando lo que el apóstol Pablo llama “la espada del espíritu”, la Palabra de Dios, la Biblia (Efesios 6:17).
Esa es la tarea que tenemos por delante todos los que manifestamos ser Cristianos, nuestra obra debe ser nuestro testimonio.
Omar Salgado
Consejero
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En breve responderemos su mensaje, Dios le bendiga